Sus dirigentes se trasladaron desde la Amazonía hasta Quito para manifestar, frente a la sede de la empresa pública Pe
troecuador.
Vistazo
Ecuador
4 de noviembre, 2020
La nacionalidad Sapara de Ecuador, que vive en la provincia amazónica de Pastaza y es la más reducida del país, exigió al Gobierno la anulación de un contrato de explotación con una petrolera de capital chino que, sostienen, amenaza su territorio.
Sus dirigentes se trasladaron desde la Amazonía hasta Quito para manifestar, frente a la sede de la empresa pública Petroecuador, sus reivindicaciones ante nuevas amenazas de explotación petrolera que se ciernen sobre su suelo ancestral.
«Somos firmes, no queremos explotación petrolera en nuestro territorio», manifestó la presidenta del Consejo de Gobierno Sapara Nema Grefa.
Junto a ella, decenas de miembros de esta nacionalidad endémica compuesta por apenas 570 miembros en Ecuador, portaban carteles con la leyenda «Abajo los petroleros».
En el centro de la polémica está la explotación de los bloques 79 y 83 que se ubican en el territorio ancestral saparo, en virtud de un contrato rubricado hace cuatro años por el Estado ecuatoriano con Andes Petroleum, consorcio de las empresas chinas National Petroleum Corporation (CNPC) y China Petrochemical Corporation (Sinopec).
Grefa recordó hoy que su nación lleva «muchos años luchando» porque se le reconozca su derecho colectivo a seguir viviendo en la selva amazónica libre de explotación petrolera.
NADIE LES HA CONSULTADO
Por su parte, el dirigente de la nacionalidad Manari Ushigua indicó que «con el convenio que firmó el Gobierno ecuatoriano con Andes Petroleum comenzamos a morir dentro de nuestro territorio».
Aclaró que el motivo de la exigencia al Ejecutivo se produce después de que la empresa se retirase del territorio «por fuerza mayor, situación que el Estado aceptó», aunque recientemente ha vuelto a presionar para seguir adelante con el proyecto extractivo.
«Por eso nosotros estamos pidiendo que no queremos seguir muriendo en la selva, tampoco nos han preguntado», refirió Ushigua.
Declarado en 2001 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, el pueblo sapara pidió también que se analicen propuestas alternativas a la explotación.
«Aunque estamos desapareciendo, estamos aportando a la humanidad con un aire y un agua limpios que están beneficiando el mundo, queremos que el Gobierno ecuatoriano reconozca eso», refirió el dirigente.
Y adelantó que van a dar a las autoridades un plazo de dos meses antes de emprender acciones como recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos o a la ONU para que impida la explotación petrolera en su territorio.
«Nuestra lucha no es solamente del pueblo Sapara, sino por todas las plantas, sus espíritus y el del petróleo que se va a defender», alertó.
En el plano sanitario, la dirigente de género y familia de la nacionalidad, Irene Toquetón, acusó al Gobierno de dejar a su suerte a los pueblos originarios al asegurar que han vivido la pandemia «en total abandono» y lamentó que no cuentan con un puesto de salud pese a sus solicitudes.
Al igual que otros pueblos indígenas, los saparos aseguran haber tratado a los enfermos por la covid-19 con plantas medicinales y aseguran que no han registrado bajas por el coronavirus.
«Queremos que el Gobierno nos respete, somos el pulmón del mundo, hacemos un llamado a toda la humanidad para que tome conciencia de que somos defensores de la selva», afirmó.
LA MAS PEQUEÑA DE LAS NACIONALIDADES
Esta nación endémica se reparte en 26 poblados en un territorio que según sus líderes, abarca 375.000 hectáreas.
Conocida hace un siglo como una de las más numerosas de la región amazónica, pasó de unos 20.000 miembros a poco más de medio millar en Ecuador, y un número similar en el vecino Perú.
La fiebre del caucho entre 1875 y 1914 los esclavizó y trajo de la mano enfermedades que diezmaron a poblaciones enteras, además de conflictos e incursiones de otros grupos indígenas, que redujeron considerablemente su número hasta el borde de la extinción.
La Sapara es una de las 14 nacionalidades y 18 pueblos indígenas reconocidos en Ecuador. EFE