Telesur
01 de octubre de 2021
Se estima un aumento de la temperatura de entre 7.5 a11.5 grados para el 2.100, el cual afectaría a casi 12 millones de brasileños.
Un estudio realizado por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) y la Universidad de Sao Paulo, advirtió este viernes sobre la exposición a calor extremo que podrían sufrir 12 millones de brasileños si se mantiene el ritmo acelerado de deforestación y el cambio climático en la Amazonía.
Se trata de un mayor riesgo de estrés térmico en dicha región natural, el cual produciría sensaciones térmicas superiores a los 40° Celcius incluso a la sombra y tras una proyección de aumento de la temperatura de entre 7.5 y 11.5 hacia el año 2100.
Dichos niveles de calor estarían acompañados de efectos extremos, pues serían fisiológicamente intolerables para el cuerpo humano, máxime tomando en cuenta que en dicha región norte habitan en su mayoría poblaciones altamente vulnerables.
La investigadora de Fiocruz Piauí, Beatriz Oliveira, señaló que “los efectos locales de los cambios en el uso de la tierra están directamente relacionados con las políticas y estrategias de sostenibilidad forestal, y los cambios en estas áreas están al alcance de la sociedad”; por lo que el sector sanitario pudiera actuar como importante motivador en la formulación de políticas integradoras para mitigar el riesgo de estrés térmico, y reducir la vulnerabilidad social.
Oliveira pormenoriza que ante la necesidad de adaptar al organismo humano para mantener su temperatura corporal sería sumamente difícil mantener las capacidades de enfriamiento del cuerpo en condiciones ambientales desfavorables como alta exposición a la temperatura y la humedad, lo cual derivaría en un aumento de la temperatura corporal.
A la que acompañarían otros efectos como deshidratación y agotamiento y, en casos más graves, estrés y deterioro de las funciones vitales, lo cual conduciría a la pérdida de la vida. Paralelamente, el estrés por calor puede afectar el estado de ánimo, producir trastornos mentales; y en consonancia reducir el rendimiento físico y psicológico de las personas.
“Si la deforestación continúa en sus proporciones actuales, los efectos serán dramáticos para la civilización. Estos descubrimientos tienen serias implicaciones económicas que van más allá del daño a los cultivos de soja”, indicó el investigador del INPE, Paulo Nobre.
Nobre destacó que el punto de no retorno podría producirse a la vuelta de 20-30 años, en caso de mantenerse el ritmo acelerado evidenciado por el calentamiento global y las elevadas tasas de deforestación y degradación forestal.
A tal punto que, del total de 5.565 municipios brasileños, el 16 por ciento de ellos (30 millones de personas) serán impactados por estrés térmico con la sabanización de la Selva Amazónica, en su mayoría residentes en la región norte, donde evidencian baja resiliencia y alta vulnerabilidad social.
La mayor selva tropical del planeta perdió 8.712 kilómetros cuadrados de agosto de 2020 a julio del presente año, cinco puntos porcentuales menos que los 9.126 kilómetros cuadrados del período previo y que constituyeron un récord desde que INPE empezó a publicar estos datos en 2015.
En buena medida debido al incremento desmedido de la actividad minera, la cual según datos aportados por la Red Amazónica de Informaciones Socioambientales Georreferenciadas (RAISG), evidenció un aumento del 656 por ciento en los últimos 36 años. Esto aparejado a un 130 de aumento de la infraestructura urbana, y un 151 por ciento en materia de agricultura y ganadería.