La Amazonía peruana, que abarca el 61 % del territorio nacional, experimenta una alarmante pérdida de bosques, principalmente debido a la expansión agrícola, la minería ilegal y cultivos ilícitos. En el periodo 2000 – 2021 se perdieron 27 746 km2 de bosques, generando una pérdida de 21,5 millones de toneladas métricas de carbono forestal (MtC) entre 2003 y 2020. No obstante, se destaca que las Áreas Naturales Protegidas (ANP) y los Territorios Indígenas (TI) conservaron mejor sus bosques y carbono, contribuyendo a la mitigación de emisiones.
A pesar del papel vital de los TI en la conservación, el 48 % está sujeto a presiones, especialmente en Perú. Históricamente, los pueblos indígenas han gestionado sus bosques de manera sostenible, pero actualmente enfrentan desafíos para continuar haciéndolo. Si bien las comunidades necesitan fortalecer sus capacidades para una gestión forestal eficiente, la escasa asistencia técnica y el control deficiente de los regentes forestales obstaculizan el proceso. Además, la dependencia respecto de terceros para financiar el Manejo Forestal Comunitario (MFC) crea desafíos financieros.